La última etapa del recorrido escolar llegó a su fin. Los alumnos de 4to Medio, concluyeron el pasado viernes 25, sus primeros 14 peldaños de recorrido estudiantil. Años de sacrificio, memorización, entendimiento y comprensión. Años de aprendizaje y crecimiento que otorgaron a cada uno de los 128 egresados, las primeras insinuaciones de lo que podría ser su elección personal fuera de estas aulas. El desarrollo del carácter, la formación de opinión y el acercamiento hacia una  postura dentro de la sociedad,  fueron algunas cosas que despertó su paso por el colegio. 

A las 20:00 comenzó la ceremonia animada por los educadores, María José Thielemann y Rodrigo Marchant. Padre y madre se ubicaban junto a su hijo en las sillas dispuestas adelante, mientras que los abuelos y abuelas lo hacían en unas sillas dispuestas en los costados del gimnasio. Afortunadamente, desde aquellos puntos, si era posible tener una visión panorámica de lo que ocurría. Era importante, nadie quería perderse un minuto de la ceremonia, pero más importante aún, nadie quería perderse un minuto de ver a su hijo, nieto, amigo, pololo en un momento tan importante.

Ingresaron los protagonistas. Cada curso siguió los pasos de su profesor tutor, quien hizo de timón hasta que todos se encontrasen sentados junto a sus padres. Entre aplausos, saludos, silbidos y gritos, los egresados eran recibidos por los miembros de la comunidad que acompañaron su velada. Docentes, auxiliares, administrativos, amigos, amigas, familias, parejas, hermanos y hermanas buscaban pacientemente la mirada del alumno que por última vez vestiría el uniforme del Instituto Alonso de Ercilla.

El primero en hablar, fue nuestro hermano Rector, Jesús Pérez. Él regaló palabras mimetizadas, enhebradas entre la tristeza y la alegría, de saludo y despedida. Su discurso invitó a los estudiantes a continuar el camino propuesto por Dios y sus propios corazones. Los invitó a continuar la labor evangelizadora, desde sus actos, siendo arquitectos de su propio quehacer, desde su propia elección. La familia ercillana los despide y los alienta hacia una nueva etapa en su desarrollo como humanos, estudiantes y profesionales.

De forma tradicional, nuestro colegio entrega insignias a los alumnos que han cursado todos sus estudios aquí, y también a quienes han llegado durante su recorrido. Los primeros, formados desde PK y Kínder, se acercaron al centro del gimnasio para recibir de manos de diferentes funcionarios del colegio, la insignia ercillana. María Victoria González, Yerko Tello, Haydeé Sanzana, Jorge Concha, María Inés Concha, Daniela Alvarado, Cristián Villena, Sergio Medina, Aldo Inostroza, Patricio Santibañez, Gerardo Morales, Enrique Leiva, Teresa Jara, María Isabel Cisternas, Paola Miranda, Claudia Contreras, Valeska Velásquez, Daniel Vegas, Fernando Farías, Marcela Montt, Francisco Zamora y Sergio Taiba, fueron los y las representantes de nuestro colegio, que entregaron las piochas a los alumnos.

Luego fue el turno de la orquesta y el coro de nuestro colegio. Presentaron la canción "Todos Juntos del grupo chileno Los Jaivas", ante una imperturbable afición que atentamente seguía las voces y los instrumentos. Dirigieron la profesora Agnes Avilés y el profesor Joel Tapia. 

Concluido aquello, se entregaron los diplomas de egreso, hecho que finaliza y decreta que el alumno finalizó su etapa escolar. El ansiado documento que afirma: ¡Ya soy un egresado Marista!. Pasaron los cuatro cursos, el gimnasio coreaba los nombres y aplaudía otros. Los apoderados felices, los abuelos y abuelas, más aún. Esa noche se pudo divisar a varios ex alumnos que ese día acompañaron a sus hermanos en la última etapa que alguna vez les tocó vivir.

Fue premiado con la distinción Marcelino Champagnat, el alumno Diego Gaete Osorio (4°D), debido a su rendimiento, participación y carisma dentro de nuestro colegio.

Pasó adelante, después, Ismael Contreras, alumno del 4to A, ex presidente del CAE, elegido para brindar el discurso de la generación. Una profunda reflexión que indicó a quienes estábamos allí, que la labor que él se esperaba, era la de seguir cultivándose personalmente para poder contribuir a una sociedad más justa e igualitaria. En varias oportunidades recalcó que cada uno de quienes componían esta hermosa generación, que en sus palabras -se unió más estos últimos dos años- tenía una importante misión para consigo mismo, y que la constancia y el esfuerzo harían que eso floreciera. Agradeció a las personas que ayudaron en la trayectoria y por sobre todo, a sus padres y madres, faros en la penumbra y velas en la tormenta. "De no ser por ustedes, esto no habría sucedido", fue alguna de sus intenciones hacia las familias. 

Terminado aquello, ingresaron los pequeños y pequeñas de la Sección Inicial. El hecho es que cada uno de los niños y niñas tenía un hermano egresando del colegio. Juntos se transmitieron el fuego y de allí fueron los encargados en compartir hacia sus compañeros. Se apagaron las ampolletas, las apariencias y la artificialidad, solo quedo el fuego, solo quedo la vela, solo la luz natural. Llegó el momento de la última lista, el bien recordado: Presente Profesor. Con un gran aplauso, terminó la ceremonia. 

Los chicos ya han rendido la Prueba de Selección Universitaria, por algunos días, hasta que se entreguen los resultados al menos, podrán sentir la impermanencia de las cosas, el vacío que queda luego de una carrera, los pasos sencillos y cuidados, el goce tras las cosecha,  la liviandad de cumplir y todas esa sensaciones que se arrastraron en el imaginario, hasta que llegó el momento, el ansiado momento para estar aquí y ahora. Felicidades ex alumnos egresados. Nuevas curiosidades vendrán y con ellas, ustedes mismos, la posibilidad de crecer y seguir adelante.